miércoles, 18 de abril de 2012


Creo que fue allá por 1.996 cuando alquilé Braveheart en un Blockbuster ( mucho antes de que marcharan de España ) por una de aquellas casualidades de la vida. Dado mi gusto por las películas del que fuera gran actor Mel Gibson, pero sobre todo por las de índole histórica, no dudé un segundo en llevarme a la casa. Y desde luego devoré casi sin pestañear los casi 180 minutos de este enorme drama épico. William Wallace.
A modo de introducción diremos que William Wallace fue un líder escocés, que luchó por la independencia de Escocia a finales del siglo XIII y principios del XIV.
Los errores históricos ( lo siento, no lo puedo evitar... ) abundan a lo largo y ancho de la película. William formaba parte de una familia terrateniente y no, como bien observamos en el filme, a unos pobres y desalmados escoceses. Su padre no muere a manos de los ingleses, sino que éste lucho del lado de Inglaterra a cambio de un favor político. Y ah! El asunto de los kilts ( las famosas faldas escocesas ), por supuesto, por supuesto... una pieza de la indumentaria que no comenzó a usarse hasta el siglo XVI si no me equivoco.
Por otra parte la tan magnífica batalla de Stirling, que hay que reconocer que es tremendamente efectista, no tuvo lugar a campo abierto sino en el puente de la misma localidad. De todos modos hay que reconocer otros aciertos históricos tal y como sucede en la batalla de Falkirk en la que el ejército escocés es derrotado merced a la superioridad de los arqueros ingleses, e incluso el que William Wallace recibe una herida de flecha en el pecho.
En fin, dejando a un margen esos gazapillos ( toda película histórica que se precie los tiene ) somos testigos de una película a la vieja usanza, que en cierto modo me recuerda ( diferencias a un lado ) a Spartacus del genial Stanley Kubrik. Tenemos por supuesto el clásico duelo de personajes antagonistas, como son Mel Gibson en el papel de William y Patrick McGoohan como malo malísimo rey Eduardo I de Inglaterra. Mención aparte merece el hijo homosexual del rey inglés. A buen seguro en Inglaterra estarían/están encantados con todo ello.
Encantador para mí fue todo lo que rodea el mundo de los escoceses, tan paradisiaco, tan sensorial... Y si a ello lo acompañamos de la maravillosa BSO de James Horner para que queremos más! Es simplemente bello! Y desde luego no es lo único que emociona, que te sensibiliza... el discurso previo a la batalla de Stirling con el que William anima a sus compatriotas, la muerte de su mujer en manos de los ingleses y por supuesto el final en el que el protagonista grita LIBERTAAAAAAAAAAAD!!! A un servidor, sean las veces que lo vea, le sigue emocionando hasta un punto...
En definitiva Braveheart cumple con creces con su objetivo que, además de entretener al espectador durante sus largos minutos, emociona y hasta en ciertos momentos haría verter lágrimas ante lo conmovedor de ciertas escenas. Un guión en condiciones por parte de Randall Wallace ( anda qué casualidad! =P ), buena, en general, interpretación por parte de sus protagonistas y una bella melodía compuesta por Horner hacen de todo ello algo digno de ver al menos una vez en la vida.
ALBA GO BRAGH!

2 comentarios:

  1. Mmmmm... con nada más y nada menos que tres corazones! Sería una buena manera de dar una calificación a una película. En vez de las clásicas estrellas, pues con corazones! :P
    Gracias por opinar! Un besito!!

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